El vuelo: Cruzando Cantabria desde el cielo

Llevaba mucho tiempo soñando con este vuelo desde que mi gran amigo Luis Gayoso hizo su mítico récord, hace ya unos cuantos años. Fue desde Peña Cabarga hasta Ribadesella, recorriendo 105 kilómetros por el litoral cántabrico. En mi cabeza ya rondaba la idea, al menos, de replicarlo. No tenía muy claro el punto de despegue. Entre las posibles opciones estaban, de oeste a este: Caballar (Sarón), puerto de Alisas (entre Arredondo y la Cavada) o la inexplorada y "virgen" (en cuanto al vuelo se refiere) Ermita de las Nieves (entre el valle de Ampuero y el de Guriezo). Finalmente fue desde este último punto. 


Cada día, los pilotos de parapente a los que nos apasiona el cross, revisamos el pronóstico meteorológico para los próximos días. El jueves 4 de mayo por la tarde tenía ciertas inquietudes con la posibilidad de hacer un gran vuelo al día siguiente. En muchas ocasiones, estos salen de forma inesperada y sin demasiada planificación, pero esta vez no fue así. Revisé exhaustivamente la previsión consultando Meteo-parapente, Windy y Meteoblue y comparando todo tipo de pronósticos y modelos de previsión (mapas de viento, curvas de estado, techos del día, etc.). Estuve jugueteando con la aplicación FlyXC para planificar vuelos de distancia y tracé una línea recta de 100km de este a oeste. Iba desde la mencionada Ermita de las Nieves hasta Panes en Asturias. Después de esto, era el momento de "calentar" al personal.

Les conté mis intenciones al "AlikateTeam" (Alvaro Sarón, Alvarito, Diego, Felipe, Nacho Basterrechea y Wilfred). Hablé con Eli de Ramales para proponerle ir a volar a la Ermita y aceptó encantado. Quedamos para el día siguiente a las 12:00 en la Fuente de Limpias. Acto seguido, lo publicamos en el grupo por si se animaba alguien más. Finalmente resultó que se apuntaron unos cuantos a volar pero en zonas de vuelo más occidentales (Caballar y Mazcuerras).




El viernes 5 de mayo de 2023 fue el gran día. Como cada mañana me levanté para ir al instituto a Santoña y después de trabajar me junté con Eli. Dejamos mi coche en Limpias justo en la ubicación que me pasó. Subimos al despegue en su coche, no sin antes coger un bocata en un bar. Aparcamos el coche justo en un collado antes del último repecho. El despegue no estaba en las Nieves, sino en el pico más al norte, con una orientación de la ladera para despegar de este-nordeste. Tuvimos que caminar unos 15 minutos desde el coche hasta llegar allí. Había helechos y alguna zarza con la que resultaba fácil enganchar algún cordino. Con la ayuda de Eli pude despegar sin mayor problema. Empezaba a pitar tímidamente el vario al avanzar al norte por la ladera, hasta que de pronto unos buitres me marcaron la primera térmica justo encima del puerto (Ampuero - Guriezo).

La primera transición tenía claro que iba a entrañar mucha dificultad. Hasta Ramales de la Victoria era totalmente inexplorado. Conseguí llegar en dos térmicas, no subiendo más de 1100 metros. Este primer tramo fue precioso. Lo podríamos bautizar como el "Vuelo de las ferratas" (Ramales-Matienzo-Socueva-Liérganes). La "buitrada" que me encontré en el pico San Vicente era majestuosa marcando ascendencias por todos lados. Una vez alcancé poco más de la altura del relieve pude continuar fácilmente dirección Arredondo por los relieves de Peña Rocías volando muy rápido. En el momento que llegué a Socueva justo encima de Arredondo pude remontar de primeras. Desde ahí mantuve más o menos la altura cruzando todo el valle de Bustablado y llegué al Miera con una térmica derivada del este a unos 1200 metros. Prácticamente esta deriva me dejó encima de Peña Pelada para hacer un planeo directo a Santa María de Cayón, dejando a mi izquierda los pozos de Noja.

2 horas de vuelo y toca remontar en el Caballar. Allí estaban Gonzalo, mi padre, Álvaro Sarón y Víctor que me ayudaron por radio comentando "cómo estaba el patio". El cruce del Dobra fue lento (como casi siempre, respecto a otras ocasiones). Por la forma del relieve suele dar poca confianza tirar cuando vas bajo, siendo necesario tener paciencia. Pase fácil por Ibio, donde pillé un gran "canicazo". Sabía que los siguientes kilómetros iban a ser un poquito más cómodos y rápidos. Tanto fue así que cuando llegué a la Sierra del Escudo me tomé una manzana y unas nueces. Allí me crucé con Chus que venía del fondo. Hablamos por radio pero no se animó a venir conmigo. Llegué al final con la altura de la cresta y... "¡Me tiré por el desagüe!"

A mi derecha dejé el Soplao, enfrente Celis y a mi izquierda el río Nansa. -2m/s... 1er pedal; -3m/s... 2º pedal, concentración y rumbo a un punto fijo; -4m/s... 3er pedal, aprieto los dientes, rezo para no pinchar antes de la cuenta y... "pi-pi-po-po" empiezo a subir nuevamente poco a poco por los relieves de Celis con bastante viento de valle y relativamente bajo, más o menos desde 400 metros (100 sobre el suelo). La deriva de la térmica en un principio me lleva hacia el relieve de norte, pero poco a poco a medida que asciendo va rolando en altura con una componente cada vez más del este. Fue un momento de mucha paciencia, de los puntos clave del vuelo ya que había que mantenerse en el aire como principal objetivo avanzando paciente. Fui avanzando progresivamente al noroeste y las condiciones se reforzaban. En el momento que tuve a tiro Panes la térmica cada vez era mejor hasta su punto álgido en la boca del desfiladero de la Hermida dónde pillé el techo del día (1350m). Esto me hizo dudar en cierto modo. Tenía la opción arriesgada de tirar por el valle dirección Arenas de Cabrales. El problema es que el suelo está alto, repleto de árboles y cables de alta tensión además de los muchos recovecos que hace el relieve. Finalmente opté por la opción conservadora avanzando con viento del este-sureste hacia el norte pasando por la vertical de Panes y cruzando la Sierra del Cuera con mucho margen de altura. 

Para mí el objetivo estaba más que cumplido pero era el momento de "estirar el chicle" todo lo posible. Las condiciones en esta zona no eran nada prometedoras. La ladera estaba completamente fugada del este y no había ascendencias. Me vino a la cabeza la vez anterior que conseguí cruzar el Cuera. Así que, me fijé como objetivo llegar a la mies de Andrín junto a Llanes. Dicho y hecho, giré la última térmica junto a un alimoche que nos subió escasos 100 metros para poder llegar al aterrizaje con seguridad. En todo este tramo el terreno es relativamente escarpado y lleno de obstáculos con pocas campas para aterrizar cómodamente, salvo este lugar. 

¡Qué maravilla de vuelo! ¡Qué bonito! ¡Sueño cumplido!



Al aterrizar y empezar a plegar miré el WhatsApp y vi todos los mensajes de seguimiento y apoyo durante el vuelo. Agradezco mucho todo ese respaldo. Especialmente y eternamente agradecido estaré a: 
  • Eli, por el apoyo logístico y los consejos de la zona de la Ermita.
  • Pope (piloto asturiano), por poder celebrar juntos un gran vuelo nada más aterrizar y por acercarme a Unquera.
  • Alberto, mi padre, por estar ahí siempre y llevarme de vuelta a Limpias a por el coche.
¡GRACIAS!

Me encanta que los planes salgan bien (Anibal Smith).


Mario Diego

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